Producto elaborado con un proceso de larga fermentación que lo hace más digestivo y saludable. Es fuente de proteínas, fósforo y calcio, no contiene azúcares añadidos ni correctores de acidez y su sabor es más intenso que el de los yogures no ecológicos.

Producto libre de posibles restos de abonos o pesticidas químicos de síntesis, las técnicas de agricultura ecológica fomentan la rotación de cultivos y con ello el mantenimiento de la biodiversidad. Además, se ha restringido el uso de aditivos y auxiliares tecnológicos.

Ideal para consumir solo, combinado con fruta, mueslis o cereales de desayuno, semillas, cacao o canela en polvo... o como ingrediente para otras recetas (salsas, repostería, etc.).